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Mostrando entradas de agosto, 2017

Serendipias lo llaman.

No sé en qué momento me enamoré del amor. No sé si fue con las películas de Disney o a base de leer novelas románticas en las que el amor siempre triunfaba. Pero siempre he creído en él. No en esa clase de amor en el que eres el 50% de ti, y te falta el otro 50. No, más bien en ese amor que te convierte en el 50% de algo que pasa a formar parte de ti sin que tú dejes de ser el cien por cien de ti mismo. En esa clase de amor del hilo rojo y las personas predestinadas. Pero sobre todo, creo en la clase de amor entre almas gemelas. Porque sí, existen. ¿Que por qué lo sé? Porque lo he vivido. Porque en algún momento de mi vida la encontré. O eso creía. Seguramente la conozcas una noche cualquiera, en un sitio cualquiera. No te hará falta saber su nombre o escuchar su voz, simplemente lo sabrás. Y seguramente a partir de ahí todas tus verdades y principios serán relativos, porque habrá algo por encima de ellos, ese algo que siempre será absoluto: él o ella. También seguramente lo s