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Mostrando entradas de abril, 2013

Indignaciones televisivas.

¿Sabes? Las personas como tú o los de tu calaña anticipáis vuestros beneficios a la dignidad humana. Que eso de lo que representar al pueblo ya nadie se lo traga, que eso de que pretenden alcanzar el bienestar de todos es una mentira que sólo os creéis vosotros. Que esos discursos en los que os la dais de sabiondos con palabras que vuestra hipotética mayor preocupación (la sociedad española) no entiende son únicamente falacias y demagogia. Ultraje a sabiendas. Que lo que necesitamos no son palabras, que para eso ya están esos brujos o pitonisas que aparecen en la televisión en altas horas de la noche ejerciendo su charlatanería, pero al fin y al cabo ese es su trabajo. Pero ¿el vuestro? El vuestro es salvaguardar nuestras espaldas, no mofaros tras ellas. Necesitamos soluciones , vernos en vuestras mentes a la hora de tomar decisiones, que en el momento de votar tengamos claro quien queremos que nos represente y no pensar 'de los que hay, es el menos malo' y sobre todo quere

Reflexiones de un martes lluvioso.

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Y a partir de ahí comprendí que nada es lo que parece ser, o al menos, nada de lo que decimos ser. Palabras. No sé por qué necesitamos hacer uso de éstas tan a menudo. Hasta el punto de haber gente que se gana la vida con ellas. ¿Acaso no deberíamos ir más allá? Y sobre todo, ¿acaso no deberíamos basar nuestras vidas en hechos, no en meras ideas materializadas? Es como aquel deprimido que va al psicólogo para que le cuente una sarta de mentiras que golpearán contra las paredes de la cabeza de ese hombre. Su ilusión. Que las palabras no van a solucionar que su mujer le haya dejado por alguien más joven o que sus hijos prefieran las tecnologías a sus juegos. Y que tarde o temprano esas palabras alentadoras se olvidarán y volverá a recaer, a ver la realidad, su realidad. ¿Acaso no sería más gratificante que su mujer volviera a casa? o ¿que sus hijos le pidan cuentos para dormir? Son los llamados 'actos', aquellos que de verdad ayudan y que sin embargo están tan poco manifiestos.

Lunes negro.

Temblando.  No hace frío, los días grises pasaron y ahora sale el sol. Sin embargo, mi invierno interior está en tormenta. Levantarse pronto es bonito cuando tienes que viajar, no para cumplir tus obligaciones delante de cuatro papeles. Llega la tarde y tu voz de la conciencia se despereza para enfrentarte a unos cuantos poetas que para ti no escriben de amor o esperanza aunque lo hagan. Mientras tanto tu  concentración  sigue adormilada, fumando tranquilamente con esa cara de " es una larga historia ". Lucha imposible. Paseo por casa. Café, azúcar, silla y papel. Bajas la persiana con la intención de ignorar al sol que fuera grita tu nombre. El cuarto se vuelve oscuro y frío, se respira pesadumbre y pereza. Así va. Y entre cigarro y cigarro de la  concentración , pretendes labrarte un futuro.