Saudade
A veces lloro mientras duermo. Lo sé porque al despertar la almohada sigue húmeda, tengo las pestañas apelmazadas y continúa temblándome el labio. Supongo que es por los sueños, todos esos que no controlo y en los que te cuelas sin ni siquiera avisar. Sin prevenirme de que vuelves a sonreírme con la ilusión de un niño y a mirarme con esos dos océanos en los que algún día naufragué. Sin dejarme coger la armadura para enfrentarme a tus demonios para mantenerte aunque sean 5 minutos más conmigo cuando abra los ojos. Y es que son esos sueños los que no me dejan olvidarte, los que te devuelven a mí, como los restos que trae la marea revuelta. Pero eres mi pesadilla favorita con la sueño cada noche, esa que quiero que deje de ser una reminiscencia y a la que quiero añadir a mi lista de sueños cumplidos. Supongo que influye el no haber borrado nada de lo que nos unía, el mantener cada una de tus fotos guardadas para verlas cuando te siento cada vez más lejos, el escribirte que te ec