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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Saudade

A veces lloro mientras duermo.  Lo sé porque al despertar la almohada sigue húmeda, tengo las pestañas apelmazadas y continúa temblándome el labio. Supongo que es por los sueños, todos esos que no controlo y en los que te cuelas sin ni siquiera avisar. Sin prevenirme de que vuelves a sonreírme con la ilusión de un niño y a mirarme con esos dos océanos en los que algún día naufragué. Sin dejarme coger la armadura para enfrentarme a tus demonios para mantenerte aunque sean 5 minutos más conmigo cuando abra los ojos. Y es que son esos sueños los que no me dejan olvidarte, los que te devuelven a mí, como los restos que trae la marea revuelta. Pero eres mi pesadilla favorita con la sueño cada noche, esa que quiero que deje de ser una reminiscencia y a la que quiero añadir a mi lista de sueños cumplidos. Supongo que influye el no haber borrado nada de lo que nos unía, el mantener cada una de tus fotos guardadas para verlas cuando te siento cada vez más lejos, el escribirte que te ec

Aprendí

La sociedad nos ha enseñado que no te puedes enamorar de alguien de tu mismo sexo y muchísimo menos de las personas independientemente de su género, que eso es de viciosos. Nos ha enseñado que llorar está mal, que eso es de débiles y más aún cuando se trata de hombres. Nos ha enseñado que es más fácil deshacerte de lo que parece no funcionar en vez de ver los por qués e intentar arreglarlo. Nos ha enseñado que no debemos mirar hacia atrás, pero a veces es donde dejamos a las mejores personas por miedo. Nos ha enseñado que hay que pelear por llevar la razón en vez abrir miras. Nos ha enseñado que hay que ser egoístas, el dolor ajeno vale menos que el propio. Nos ha enseñado que un clavo saca otro clavo sin avisarnos del agujero que deja el anterior. Nos ha enseñado que la belleza está en una talla y un cuerpo perfecto en lugar de en las imperfecciones que nos diferencian del resto. Nos ha enseñado que los celos son porque te importa la persona y no, si de verdad te importa la quieres v

Mejor así y ahora.

La decepción y los corazones rotos están a una orden del día que me pillaba muy lejos. Parecían pasearse siempre por las aceras de enfrente. Yo podía verlas pero de lejos, como quien ve los toros desde la barrera. Hasta que el día menos pensado, por la persona menos pensada, decidí cruzar todas las aceras para estar cerca de él. Y ahí llegó, todo ese cargamento de razones y expectativas para serlo todo desapareció, dejando un agujero negro de decepción, rabia y tristeza. Pero ¿sabes? Mejor así, de esta manera tan sangrienta, de un tirón, para que luego digan que de una duele menos. Mejor así, despegándome a la fuerza para que alguien más pueda agarrarte el brazo impidiendo que te vayas en el próximo metro, queriéndote quedar para siempre. Mejor de esta manera porque las cosas con sangre entran, o salen, según se mire. Porque tengo que quitarme la manía de pensar en tus fotos cada vez que me despierto, esas que guardé en la caja de las cosas perdidas aposta, la de los recuerdos demas