Lunes negro.

Temblando. No hace frío, los días grises pasaron y ahora sale el sol. Sin embargo, mi invierno interior está en tormenta. Levantarse pronto es bonito cuando tienes que viajar, no para cumplir tus obligaciones delante de cuatro papeles. Llega la tarde y tu voz de la conciencia se despereza para enfrentarte a unos cuantos poetas que para ti no escriben de amor o esperanza aunque lo hagan. Mientras tanto tu concentración sigue adormilada, fumando tranquilamente con esa cara de "es una larga historia". Lucha imposible. Paseo por casa. Café, azúcar, silla y papel. Bajas la persiana con la intención de ignorar al sol que fuera grita tu nombre. El cuarto se vuelve oscuro y frío, se respira pesadumbre y pereza. Así va. Y entre cigarro y cigarro de la concentración, pretendes labrarte un futuro.

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