Mejor así y ahora.

La decepción y los corazones rotos están a una orden del día que me pillaba muy lejos. Parecían pasearse siempre por las aceras de enfrente. Yo podía verlas pero de lejos, como quien ve los toros desde la barrera. Hasta que el día menos pensado, por la persona menos pensada, decidí cruzar todas las aceras para estar cerca de él. Y ahí llegó, todo ese cargamento de razones y expectativas para serlo todo desapareció, dejando un agujero negro de decepción, rabia y tristeza.
Pero ¿sabes? Mejor así, de esta manera tan sangrienta, de un tirón, para que luego digan que de una duele menos. Mejor así, despegándome a la fuerza para que alguien más pueda agarrarte el brazo impidiendo que te vayas en el próximo metro, queriéndote quedar para siempre. Mejor de esta manera porque las cosas con sangre entran, o salen, según se mire. Porque tengo que quitarme la manía de pensar en tus fotos cada vez que me despierto, esas que guardé en la caja de las cosas perdidas aposta, la de los recuerdos demasiado pesados como para llevarlos encima. Y sobre todo mejor ahora, porque mañana te hubiese querido un poco mejor y tu un poco menos, doliéndome un poco más. Porque cada día que pasaba soñaba más alto, más fuerte y tu cada vez ponías los pies más en la tierra. Porque te lo habría dado todo a cambio de nada. Porque apunté todas las razones para que te quedases para exponértelas la próxima vez que te viese, pero me di cuenta que todas esas razones solo las tenía yo. Porque contigo aprendí a hacer nudos marineros de esos que aguantan las peores tempestades y ahora toca dejarme las uñas en deshacerlos. Mejor ahora, porque así esta cuerda estará cuanto antes lista para nuevos nudos.
Mejor así y ahora porque lo que duele no es el dolor sino la pérdida, la pérdida de los planes que tenía para ti, de todos esos mundos en los que nos veía escapando del que vivimos, pero sobre todo, la pérdida de ti. Que tengo que frenarme cada vez que quiera hablarle o verle, algo que hice menos de lo que me hubiese gustado por todo eso del orgullo. Que tengo que dejar de seguir tus pasos y ver a cada amiga nueva como una potencial enemiga. Dejar de esperar señales que tú ya dejaste de emitir. Dejar de escucharte en cada canción y dejar de comparar a todos contigo. Y duele la distancia, el saber que estás lejos y a la vez tan dentro que poco puedo hacer, porque duele aún más no saber volverlo a intentar. Hablarlo tantas veces y acabarlas todas en ese silencio del punto final. Eso sí que duele.

A partir de ahora eres solo un borrador, un boceto en sucio de eso que espero llegar a conseguir, una muesca más en mi vida, una puerta cerrada en las narices, un caso de mutilación de confianza, un quiero y no puedo. Qué le vamos a hacer, así es la vida, equivocarse para algún día acertar. Por eso, mejor así. Mejor ahora. 

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