Puede que no haya mañana.

¿Si murieras mañana, vivirías como hoy? Seguro que no. Seguro que ahora mismo estarías corriendo en su dirección para aprovechar tus últimas horas con quien consigue parar tu reloj. Seguro que abrazarías a tu madre con lágrimas en los ojos al ser consciente, por fin, de todo lo que te ha dado. Seguro que irías a tu restaurante favorito y pedirías ese plato que nunca pediste por su precio. Seguro que leerías ese libro que siempre quisiste leer pero que siempre suplantabas por algo más vacío que hacer. Seguro que abrirías tu corazón en canal para que todos los que te quieren supiesen que aunque suelas callarte para no parecer débil, tú también les quieres. Seguro que saldrías a la calle, respirarías y verías con claridad lo bonito que es vivir, lo poco que se necesita para ser feliz. Seguro que comprarías el primer billete de avión, cogerías a esa persona de la mano y visitaríais ese lugar con el que siempre soñaste ir en tu luna de miel. Seguro que te arrepentirás de no haber hecho muchas cosas, pero pensarás en todas esas veces que hiciste lo que te apetecía y aunque saliese mal, al menos lo intentaste. Y eso, te hará sentir orgulloso de ti.

Nos empeñamos en restar días en vez de en sumarlos. Restar días ¿para qué?, para esa fiesta, para nuestro cumpleaños, para las vacaciones, para el fin de semana... Sin preocuparnos de que quizá estés esperando un día que nunca llegará, que quizás es tu último día y lo has pasado esperando. Deja de esperar lo que puede no llegar y preocúpate de hacer lo que esté en tu mano para que llegue hoy. Pero no esperes, hazlo ya. Todo eso que tienes en mente y que te gustaría hacer antes de morir hazlo hoy. Viaja, lee hasta que te quedes dormido, ríe a carcajadas, hínchate de calorías, disfruta de esos nervios antes de verle, cómete a besos a tus abuelos, pídele consejo a papá, deja el miedo de lado y dile lo que sientes, vete de litros y pipas con tus amigos, dale las gracias a mamá, pide perdón a quien te aguantó en tus peores momentos, baila y canta hasta que tus vecinos llamen a la policía. Hazlo. Todo eso y más. Porque si sabes que no vivirías como hoy si murieses mañana, vive hoy como si fuese tu último día porque, a veces, mañana ya es tarde.

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