Mi hogar en un papel

Nunca antes un olor me había gustado tanto como el de mi cama cuando huele a ti. Yo quería ser encantadora de serpientes sin saber tocar la flauta y tú querías hablar de sentimientos cuando no existían.

¿Dónde quedan las cosas bonitas que se dicen? ¿Dónde quedan los besos que no se dan y el papel de regalo cuando el regalo eres tu? ¿Dónde están las caricias y las pecas de tu nariz que nunca conseguí contar? ¿Dónde quedan los recuerdos hasta que vuelven a revivirse? ¿Dónde están las estrellas y los sueños? ¿Y por qué no puedo leer en braille cada uno de tus lunares antes de que te vayas?

Y cuando no puedes más... Dos palabras bonitas, un besito de esquimal, un azote en el culo y a seguir con esto y más. Porque por intentar, yo quiero intentarlo todo contigo. Claro que las cosas no son fáciles y menos siendo tan opuestas, pero ¡joder! Lo difícil está muy desvisto y contigo las cosas más feas se magnifican.

Que si, que hay muchos tipos de magdalenas, de perros y de llantos, pero yo me quedo con la sonrisa silenciosa tras un beso. Y puestos a clasificar, el llanto más triste es el acompañado de una almohada, oscuridad y silencio, y que tire la primera piedra quien no se haya encontrado con este grandísimo hijo de puta, que el papel higiénico nunca había parecido tan áspero hasta que te secas la nariz y las mejillas escocidas tras un desbordamiento de sentimientos. O lo que sea.

Cada vez somos más tuyos y más míos pero menos nuestros. La sensatez se perdió un noviembre entre sábanas estampadas y por aquí no hemos vuelto a verla. Si supieras lo que te miro a escondidas jugaríamos más al escondite y menos a las guerrillas.

Y si las viudas visten de negro, ¿por qué no un uniforme para los enamorados? Podría ser verde, pero no queremos príncipes con pinta de sapo. Mejor que sea azul, como la sangre de príncipes y princesas. Ellos sí que saben vivir enamorados.

Pero como en todo cuento hay un antagonista y cuando hablo de vivir el amor, también hablo de morirlo. Como Romeo por Julieta y Julieta por Romeo. Y adelante con la autodestrucción siempre que sea por algo que vaya más allá de ti y de tu control.

Hablando de cuentos, ellos querían palacios con hipotecas que no podían pagar, pero siempre los dragones han sido las estufas de los enamorados. O sus mascotas si se trataban de veranos continuos. Y las niñas queriendo ser princesas mientras que los niños luchan con espadas. Y luego nos extraña la violencia de género.

Balas y alas, a una letra y un significado de distancia. Como ti de mi. Que lo de escribir en rojo es porque me gusta el color; color de la sangre y de mi ideología, pero también color de la pasión. Y a mi siempre me gustaron las palabras agudas más que las llanas y vacías.

Y lo de fijarse en los ojos pero no en la mirada es como quien se fija en las tetas y no en lo de más al fondo. Si, eso rojo. Que discutir con idiotas es luchar contra algo que no creen tener y eso lo hace inexistente; caso perdido.

Seguramente el sol salga mañana y las rosas sigan oliendo a rosas, pero no es el mismo sol que el de un parque y unas cervezas. Y luego se atreven a llamarme desordenada... sepan que por definición me llamáis ordenada; como lo improbable es probable y lo anormal no deja de ser normal.

Que amistad para mi es presencia y paciencia y enemigo es aquel que no tiene sitio en tu vida. Que el mañana es el hoy de ayer y el futuro es el mañana del presente. Ojalá contigo.





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