Mis mierdas por doquier.


He visto gente rara, pero soy una fan de las rarezas y por eso, forman parte de mi.

Yo nunca he sido de las que creen en el amor a primera vista, ni de las que siempre ha deseado que le regalasen flores, ni tampoco de las que creen en príncipes maravillosos con cuerpos perfectos y ojos azules.
Yo soy más bien de otro mundo, de las que prefieren leer a drogarse (y mira que yo soy muy de ron), de las que piensan que por no hacer la cama va a estar más calentita, de las que juegan a las cartas sin tener ni puta idea y disfruta perdiendo, de las que prefieren los perros a los gatos porque son más cariñosos y porque los felinos le dan una alergia importante.
Yo siempre he defendido eso de comer con las manos y limpiártelas en el mantel, al igual que defiendo que el cielo es azul para no confundirlo con el suelo y que las rubias se hacen las tontas para no desmontar el circo que han creado esos imbéciles con sus mitos.
Soy de dormir con peluches para estar menos sola, detesto la soledad pero no me gusta estar en mala compañía. También soy de las que cantan en la ducha, fuera de ella y hasta con público si me viene la inspiración. Soy de las que borracha no vocaliza y dice lo mucho que quiere a la gente con la que está. Soy de las que se cepillan los dientes hasta que se hace sangre y de las que beben azúcar con café.
Siempre he creído que los que van con aires de superioridad tienen más complejos que tu y yo juntos, y que los tipos duritos sólo necesitan cariño o una buena hostia en la cara.
Soy de las que soluciona sus pelos de loca poniéndose un gorro. Y a correr. De las que se hace tres nudos en las zapatillas de futbol pero se pone y quita las vans sin desabrocharlas. Me gusta el olor de la gasolina, de la pintura, de los rotuladores permanentes, del pan recién hecho y de los perfumes que asocias con alguna persona, pero odio el olor del amoniaco.
Nunca he sabido el color de mi pelo ni de mis ojos porque cambian según la luz, pero en cuanto a la piel, conozco a la perfección mi precioso tono vampiro. Soy de las que le encantan las pecas, los hoyitos y las barbas pero de las que detestan los ombligos hacia afuera.
Solamente estudio cuando veo el peligro o cuando me siento culpable por no estudiar cuando los demás están estresadísimos de la muerte. Me gusta la gente inteligente, que sabe hablar en público y con la que se puede debatir de todos los temas.
De enana prefería los puzles a las barbies, era la típica niñita a la que su madre le ponía lazos más grande que su cabeza y ella tan cabezona se los arrancaba. Soy de ese tipo de gente que hace muchos esfuerzos por aprender a silbar pero que a sus 18 años todavía no sabe. De esa clase de personas que tiene pensado el nombre de sus hijos/as si algún día tiene, pero odia pensar en el futuro. Soy de esas que sabe darle la vuelta a la lengua para ambos lados y enrollarla pero jamás ha conseguido moverla rápido.
También, cuando era canija me sabía de memoria los diálogos de mi película favorita "101 dálmatas", pero solo quería ver esa.  Era de esas crías que prefieren pantalón a falda, y ahora siempre aprovecho la mínima para ponerme un chándal, aunque también estoy deseando que llegue el momento para calzarme unos tacones.
De siempre he dicho que correr es de cobardes pero siempre me ha gustado jugar al futbol, porque con una meta, correr sí que tiene sentido. Me considero de ese tipo de personas que prefiere decir la verdad a decir lo que los demás quieren escuchar y de esas que piensan después de actuar. Y claro, lo de hacer daño a la gente que quiero está a la orden del día. En cuanto a banderas, sólo me ha gustado la tricolor y la pirata. De España me encanta la comida y el clima, no más.
Nunca me han gustado las matemáticas porque siempre se me ha dado mejor escribir que contar, pero sí que me fascina la biología. Expresarme siempre me ha resultado facilísimo ante un papel y un lápiz, pero la cosa más complicada estando cara a cara. Nunca he sido capaz de ponerme a dieta aunque tampoco lo he intentado.
Medir tan poco siempre me gustó porque soy lo mas patoso del mundo y así, el suelo esta más cerca, por lo que las caídas duelen menos. Me encanta ver bonito lo más feo y quedarme con lo bueno de cada persona.


"Eres difícil de entender" decían, pues aquí tenéis una simplificación de mí y mis mierdas.

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