Que sin ti, yo no.

Podéis seguir confiando en la media naranja, el príncipe azul, el alma gemela y todos esos mitos amorosos, pero yo ya no.
Dejas de creer en mitos cuando son tu realidad, cuando encuentras a esa persona en la que podrías confiarle hasta tu alma sabiendo que no la va a vender, esa persona que te cuida por encima de ella misma, con quien sientes que lo malo es menos malo por el simple hecho de tenerle en tu vida, con quien podrías pasar horas sin un solo silencio y a quien quieres darle lo más tuyo, tu felicidad compartida. Y los mitos se hacen realidad, y sabes que es él y no otro con quien quieres pasar las noches de los viernes, a quien le darías todos los sobres de ketchup a pesar de que pegarías por ellos, a quien cederías las vetas de galleta en una tarrina de oreo, con quien compartes alegrías pero sobre todo en quien te apoyas cuando sufres. Porque si no está en lo malo, nunca valdrá la pena.
El príncipe azul no es rubio de ojos azules, tampoco tiene un gran palacio, ni caballos blancos, sino que es moreno de ojos castaños, que vive en un piso normal, y conduce con una sola mano el coche que se compró él mismo. Y aún así roza la perfección con sus defectos, su cuerpo decorado con su vida en forma de tinta, pero sobre todo con sus virtudes, que no son pocas. Porque nunca había llegado a soñar con acariciar un ave fénix hasta que llegaste tú y me hiciste volar con él, en tu espalda.
La media naranja y el alma gemela no son más que esa persona con la que quieres pasar el tiempo, con la que quieres compartir aficiones, y a la que quieres comer a besos en cualquier estado. Pero tú eres todo eso y más, eres mi sonrisa, mi fin de semana, mi sol en los días malos, mis aficiones, mis malos modales comiendo, mi mano derecha, mi inspiración, mi bastón, mi libro preferido, mi arco iris en los días lluviosos, mi guinda en la tarta de manzana, mi empuje al escribir, mis tres sobres de azúcar en el café, mi lápiz y papel, mi adrenalina, mi caballero andante de un 26 de diciembre. Quiero hacerte feliz, no daño; quiero compartir contigo mi tiempo y mis ilusiones, quiero que confíes en mi como yo lo hago en ti y que me abraces como si no hubiese mañana cada día que te veo. Quiero comer helado en tu sofá y cantar a gritos nuestra canción, quiero borrar tus cicatrices más profundas con besos, quiero ver el mundo contigo pero sobre todo crear el nuestro propio. Te quiero a ti, conmigo.

Entradas populares de este blog

ODA AL SOFÁ.

A pesar de todo mi futuro está aquí.

Basado en hechos reales.